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Paseo del Ferrocarril "Angélica Chimeno de Bauer"


El espacio verde, luego denominado Paseo del Ferrocarril, fue puesto en valor en 2015 e inaugurado en el 2016, año del 150º Aniversario de la Ciudad de Ayacucho, con el objetivo de lograr la:

"Revalorización del sector del Ex Ferrocarril, generando espacios públicos de estar y paseo, lugares de encuentro, de integración y de intercambio, que constituyen uno de los principales articuladores de la vida social y generan valor simbólico, de identidad y permanencia."

Le fue impuesto el nombre de Angélica Chimeno de Bauer mediante Ordenanza Nº 5026/16, que dice en su artículo 1º:

"Designase con el nombre de Paseo del Ferrocarril Angélica Chimeno de Bauer el tramo de  Av. Solanet  en su vereda de numeración par desde  Av. Colón hasta el Acceso Presidente Juan D. Perón."

   


ANGÉLICA CHIMENO DE BAUER

Angelica Chimeno de Bauer madre de Rubén (Referente regional de Montoneros, desaparecido en 1977, durante la dictadura cívico militar) y de otros tres hijos, oriunda de Lobería radicada con su familia en Ayacucho. Falleció el 30 de junio de 2014 en Ayacucho, y sus restos descansan en el cementerio local. Fue declarada Ciudadana Ilustre del Partido de Ayacucho por su trayectoria en defensa de los Derechos Humanos, mediante Ordenanza Nº4711/12, que en sus considerandos remarca:

"Angélica sigue siendo un ejemplo moral para toda la comunidad y un testimonio de épocas de dolor y violencia que no deben repetirse nunca más”

Nos cuentan quién fue Angélica, las Abuelas de Plaza de Mayo en su publicación de despedida (abuelas.org.ar):

 

DESPEDIMOS A ANGÉLICA CHIMENO DE BAUER, "LA ABUELA DE AYACUCHO"
FUENTE: ABUELAS

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Las Abuelas de Plaza de Mayo comunicamos con profundo dolor la partida de nuestra compañera Angélica Chimeno de Bauer, "La Abuela de Ayacucho". Nunca abandonó su ciudad, pero cuando desapareció su hijo Rubén y su nuera Susana, embarazada de cinco meses, recorrió el país buscándolos.

Angélica es de las Abuelas del interior que nunca faltaban a un acontecimiento institucional. Para cada Asamblea Anual, aniversario, o brindis de fin de año, se tomaba el micro en la madrugada y llegaba tempranito a la sede de Capital, donde la recibíamos con mates y abrazos. Su tarea, solitaria al principio y con apoyo de la comunidad en los últimos años, la hicieron referente única de la filial Ayacucho de Abuelas de Plaza de Mayo. Cada mes, Angélica recibía los mensuarios de la institución para desarrollar sus tareas de difusión. Muchas veces era acompañada por otras Abuelas que visitaban la ciudad y, últimamente, también por jóvenes y docentes empeñados en no olvidar.

"La Abuela de Ayacucho" siempre fue una mujer aguerrida. En plena dictadura salió a buscar a su hijo y nuera por lugares desconocidos. A pesar de sus escasas salidas del pueblo, ni bien sospechó sobre la desaparición de los chicos no dudó en viajar a dedo, en plena noche, para buscarlos. "Tenía que hacer esas cosas porque me perseguían y en ese momento se decía que ir a las terminales de ómnibus era lo peor", recordaba. Nunca bajó los brazos, ni siquiera cuando la justicia dio lugar a que su nieta no se realizara el análisis de ADN para confirmar que era la hija de Rubén y Susana.

La nieta de Angélica recuperó su identidad en 2008, cuando gracias a la alternativa de extracción de ADN de muestras no hemáticas que contempla ahora la justicia, se pudo conocer la verdad. Pero su hallazgo fue mucho antes, ya que el mismo apropiador confesó haberla anotado como hija propia.

Por testimonios de sobrevivientes pudo saberse que Susana permaneció detenida en la ESMA, luego fue llevada a la Base Naval de Buzos Tácticos de Mar del Plata, al CCD "La Cacha" y, finalmente, devuelta a la ESMA donde dio a luz, a fines de noviembre de 1977. La beba fue entregada al matrimonio compuesto por el ex marino Luis Vázquez Policarpo y su esposa, Ana María Ferra, quienes la anotaron como hija propia. En 1999, Vázquez reconoció que recibió a la niña mientras desempeñaba tareas en el Edificio Libertad. Debido a la negativa de la joven a realizarse los análisis inmunogenéticos, el 14 de febrero de 2008 la justicia ordenó recoger objetos personales de su domicilio a fin de extraer muestras de ADN. En abril de ese mismo año, el Banco Nacional de Datos Genéticos informó que la joven era la hija de Rubén Bauer y Susana Pegoraro. Desde entonces, Angélica mantuvo algunos encuentros con su nieta.

Angélica, siempre exigió justicia y desde los primeros tiempos hizo conocer su reclamo. Madre y Abuela de Plaza de Mayo en Ayacucho, al principio luchaba en soledad, junto al resto de su familia. Con el tiempo las cosas fueron cambiando. Ayacucho hoy cuenta con un monumento que lleva la placa con el nombre de los desaparecidos del pueblo en la plaza central y se plantaron árboles en Villa Aurora, el barrio donde Rubén y sus compañeros comenzaron su militancia. Las Abuelas y Ayacucho extrañaremos a esta referente de los derechos humanos, con el compromiso de seguir reclamando justicia.

 

 

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