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Plaza José Hernández


La Plaza José Hernández está ubicada en la Avenida Miguens entre las calles Inocencio J. Arroyo y Mendoza de la ciudad de Ayacucho.

Por Decreto Nº60/71, de fecha 13 de abril de 1971, le fue impuesto el nombre de "José Hernández" al barrio comprendido entre las calles Sarmiento, Av. Bavio, Güemes y Av. Miguens.

Por su ubicación dentro del barrio, recibe su nombre actual, que homenajea al creador de nuestra obra literaria cumbre, el Martín Fierro.


AYACUCHO, Tierra del Martín Fierro

Desde el año 2014 se realizan en nuestra ciudad las "Jornadas de Promoción, Investigación y Debate del Universo del Martín Fierro", cuya 10ma. edición se realizó en el 2022. Ver info aquí. 

 

FUNDAMENTOS

Ayacucho se proyecta a través de la apertura a la investigación y debate acerca del Universo de esta obra literaria. De alguna forma, nuestro pago ha sido transportado al mundo a partir de su inclusión descriptiva y explícita en la obra más representativa de nuestro ser nacional: "El gaucho Martín Fierro".

Diversos son los argumentos que sustentan tal postura: el conocimiento del autor de este partido, sus asiduas visitas a la casa de Zoilo Miguens –primer Juez de Paz- e incluso a su Estancia; la elección de nuestro fundador para resguardar la obra mientras él estuvo en el exilio, y la posterior ayuda económica de Miguens para la publicación de la primera edición, producto de la amistad personal que los unía y que queda de manifiesto a través de la carta que le escribe y aparece en casi todas las ediciones de la obra; y por supuesto la explícita mención en el texto:

Yo llevé un moro de número
sobresaliente el matucho,
con el gané en Ayacucho
más plata que agua bendita,
siempre el gaucho necesita
un pingo pa fiarle un pucho
.

(Martin Fierro, cap. III 365)

En este sentido Ayacucho propone asumirse como sede de reflexión nacional sobre este ícono, síntesis literaria del gran dilema que cifra la identidad de los argentinos.

 


JOSÉ HERNÁNDEZ

BIOGRAFÍA

José Hernández,
por Hermenegildo Sábat

 

José Rafael Hernández (Chacras de Perdriel, 10 de noviembre de 1834 - Buenos Aires, 21 de octubre de 1886) fue un poeta, político, periodista y militar argentino, especialmente conocido como el autor del Martín Fierro, obra máxima de la literatura gauchesca.

En su homenaje, el 10 de noviembre se festeja en la Argentina el Día de la Tradición.

Tras iniciarse como militar en defensa de la autonomía del Estado de Buenos Aires, entre 1852 y 1872 desarrolló una intensa actividad periodística, enfrentado al predominio de la ciudad de Buenos Aires en la organización de su país. En una época de gran agitación política, sostuvo que las provincias no debían permanecer ligadas al gobierno de Buenos Aires.

En 1856 inició su carrera periodística, poco después del último intento de Hilario Lagos de incorporar a Buenos Aires a la Confederación. Se alineó en el Partido Federal Reformista, dirigido por Nicolás Calvo, que apoyaba la incorporación de Buenos Aires a la Confederación. A los integrantes del medio se los llamaba "chupandinos" por su supuesta afición a la bebida. A su vez a los contrarios se los llamaba "pandilleros" porque se decía que andaban siempre en pandilla o grupos.​

Hernández se vinculó al periódico de ese partido, La Reforma Pacífica, editado por Juan José Soto. El diario salió a la calle el 1 de diciembre de 1856; circulaba diariamente. 

Radicado en Paraná desde 1857, residió alternativamente en esa ciudad, en Corrientes, Rosario y Montevideo, antes de regresar a Buenos Aires. En esta época, Hernández publicó asiduamente en el diario El Nacional Argentino y posteriormente en el diario El Litoral de Paraná, propiedad de Evaristo Carriego (padre). ​​

Las colaboraciones de Hernández en este último medio son del año 1862, ya que al año siguiente fundaría El Argentino. Su primera aparición fue el 18 de febrero de ese año, con una solicitada al Director defendiendo un artículo titulado "Presente mazorquero", publicado en La Patria, donde se le atribuyen la publicación de dos tarjetas de carnaval en tono de burla:​

Rivadavia! Vaya un chaucha:
¡Quién no le conoce la hebra!
Que con cognac y ginebra
Murió ahogado como un laucha.

Colaboración adjudicada a Hernández para El Litoral.

 

De veras? Vive Dios! Mitre?

Dime simpática chica
Y ese tísico belitre

Es el que tanto te pica?

Otra colaboración de Hernández para El Litoral.
 

Por estos versos se lo acusó de villano, mazorquero y cobarde en el periódico La Patria, en donde se afirmó también que eran un obsequio para unas señoritas de la ciudad. Hernández hizo un descargo, reclamando que ningún editor se hizo responsable de la denuncia.

Colaboró en los diarios El Eco de CorrientesLa Capital de Rosario, uno de los diarios más antiguos de Argentina que aún se edita.​ Publicó artículos que aparecían con las iniciales J. H.; el primero, publicado el 20 de junio, titulado "Los sucesos de Corrientes y la prensa anarquista", analizando el problema de la legalidad provincial, que había sido violada por la revuelta mitrista que había derrocado a Evaristo López.​ En ediciones posteriores, Hernández defendió la instalación de la capital de la Nación fuera de la ciudad de Buenos Aires, particularmente en Rosario.​

Las colaboraciones fueron diarias hasta el 21 de julio, cuando Hernández se trasladó a Buenos Aires. El 23 de julio de 1868, Ovidio Lagos le dedicó una editorial de despedida en su diario:​

Este apreciable caballero, amigo y correligionario político, se marchó ayer para Buenos Aires; que su viaje sea feliz y su permanencia en la gran ciudad tranquila. El señor Hernández, que se hallaba establecido en Corrientes, trabajaba allí en la prensa apoyando siempre a la libertad y a las buenas ideas; independiente de todas nuestras cuestiones las ha tratado con elevación y un conocimiento poco común de nuestros hombres y nuestras cosas.
Peregrino contra su voluntad, por la persecución del célebre gobierno revolucionario de Corrientes, con su permanencia de pocos días en Rosario, La Capital le debe notables artículos, que han llevado la palabra de verdad de nuestra situación política al ánimo del pueblo.

Una vez asentado en Buenos Aires, instaló en la calle Victoria 202 la administración y redacción del diario El Río de la Plata, con los objetivos de autonomía municipal, abolición de contingentes de fronteras y elección popular de jueces de paz, comandantes militares y consejeros escolares. ​

Esa, además, fue una época próspera para el periodismo argentino, en que nacieron los actuales diarios La Nación y La Prensa.​

Participó en una de las últimas rebeliones federales, dirigida por Ricardo López Jordán, cuyo primer intento de acción finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández en el Brasil. Después de esta revolución continuó siendo durante un tiempo asesor del general revolucionario, pero con el tiempo se distanció de él.

A su regreso a la Argentina, en 1872, continuó su lucha por medio del periodismo y publicó la primera parte de su obra maestra, El gaucho Martín Fierro. Fue a través de su poesía como consiguió un gran eco para sus propuestas y la más valiosa contribución a la causa de los gauchos. Junto con la continuación de la obra, La vuelta de Martín Fierro (1879), forman un poema épico popular. Es generalmente considerada la obra cumbre de la literatura argentina.

Regresó al Uruguay a mediados de 1873, al estallar la segunda rebelión jordanista, ya que sus vínculos con el jefe rebelde eran notorios. Mientras el gobierno nacional le ponía precio a la cabeza de este y su equipo de colaboradores, Hernández acompañaba al caudillo en su invasión a Entre Ríos.

Allí retomó las tareas periodísticas en el diario a partir del 1 de noviembre de ese año.​

En agosto de 1874 codirigió el diario con su amigo Soto. El diario La Política de Buenos Aires, propiedad de Evaristo Carriego, reproducía todos los artículos de Hernández publicados en el diario uruguayo.

Ese año, Hernández redactó —a pedido de López Jordán— un pedido de auxilio en armas que debía tramitarse ante las autoridades del Imperio del Brasil, pero que nunca llegó a ser ejecutado. Meses después, se separó definitivamente del caudillo, por diferencias estratégicas.​

El 1 de enero de 1875 dejó de circular La Patria. Hernández regresó a Buenos Aires, amparado en la política conciliadora del presidente Nicolás Avellaneda, que había asumido la presidencia de la Nación el 12 de octubre del año anterior.​​

​Posteriormente desempeñó los cargos de diputado y senador de la provincia de Buenos Aires. Ocupando este último cargo, defendió la federalización de Buenos Aires en un memorable discurso, enfrentándose a Leandro N. Alem.


SU OBRA LITERARIA

Se inició en la literatura con algunas composiciones poéticas cultas, sin mayor fortuna. Pero fue en la poesía gauchesca donde encontraría su inspiración, con títulos como Rasgos biográficos del general Ángel Peñaloza del año 1863, en donde narra la vida y asesinato de este famoso caudillo, que fue llamado Vida del Chacho a partir de su segunda edición.​ En esta obra crítica a Sarmiento, con quien tiene posiciones enfrentadas: el gobernador sanjuanino había sido nombrado director de guerra al producirse la segunda sublevación de Peñaloza contra el gobierno nacional, con instrucciones de reducirlo a un hecho policial. El conflicto terminó con el asesinato de Peñaloza, desarmado, a manos de sus perseguidores; acto seguido fue decapitado para exhibir su cabeza clavada sobre una lanza. El hecho, según Hernández, tuvo como responsable político a Sarmiento.​

La Instrucción del Estanciero fue un ambicioso proyecto de Hernández, editado por Casavalle en 1881, mientras era senador provincial. Trata sobre las posibilidades económicas del campo argentino, con consejos para el hombre de estancia.​

Los consejos que se brindan en ese libro son útiles aún en la actualidad —con las evidentes salvedades tecnológicas— a los estancieros actuales como guía, ya que brinda conocimientos en detalle de las actividades diarias. A pesar de esto, fue por mucho tiempo el menos conocido de los libros de Hernández.

Otras obras importantes fueron el relato gauchesco Los treinta y tres orientales,​ y varios escritos dispersos, que serían recopilados póstumamente en Prosas del autor del Martín Fierro (1834-1886).

Martín Fierro

.  .  ........    

Estando proscrito por Sarmiento y escondido en el Gran Hotel Argentino —prácticamente frente a la Casa de Gobierno, en Buenos Aires— Hernández comenzó a escribir algunos poemas de amor.

Sin interrumpir su trabajo, escribió a continuación —en papel de estraza de una libreta de pulpería— los siete cantos y medio que aún perduran de la primera edición de El Gaucho Martín Fierro. El 28 de noviembre de 1872, el diario La República inició la publicación por entregas del poema de Hernández, que se completó al poco tiempo. En diciembre de ese año, el Martín Fierro apareció en formato de libro, editado por la imprenta La Pampa, precedida por una importante carta del autor a su amigo y editor José Zoilo Miguens.​

La obra comenzó inmediatamente a venderse en las zonas rurales. Era leída en grupo, en fogones o pulperías, y su gran éxito se debió a que pintaba con veracidad las vicisitudes del gaucho y los paisanos se reconocían en la desgracia del protagonista.

En 1879, cuando el libro ya había sido reeditado gran cantidad de veces, se publicó la continuación de la obra, llamada La vuelta de Martín Fierro, en una edición ilustrada por Carlos Clérice. Ambas partes conforman el Martín Fierro, extenso poema nativo, que es calificado de obra maestra en su género ya que logra la interpretación sociológica de una época y de una sociedad, aúna lo lírico, lo descriptivo, lo satírico y lo épico, alcanzando los caracteres de una epopeya.​

El gran mérito de José Hernández fue el de llevar a la literatura la vida de un gaucho contándola en primera persona, con sus propias palabras e imbuido de su espíritu. En el gaucho, Hernández descubrió la encarnación del coraje y la integridad inherentes a una vida independiente. Esta figura era, según él, el verdadero representante del carácter argentino.​

Lo que el autor no había conseguido con su actividad política lo obtuvo por medio de la literatura. A través de la poesía consiguió un gran eco para sus propuestas, y el Martín Fierro fue su más valiosa contribución a la causa de los gauchos.

Obras de José Hernández

1863 Vida del Chacho
1872 El Gaucho Martín Fierro
1878 Los treinta y tres orientales
1879 La vuelta de Martín Fierro
1881 Instrucción del Estanciero

 


MUERTE

.....

José Hernández falleció el jueves 21 de octubre de 1886 en su quinta de Belgrano, ubicada en la entonces calle Santa Fe (actual avenida Cabildo) 468,​ a causa de una afección cardíaca —una miocarditis que derivó en un ataque cardíaco. Sus últimas palabras fueron: «Buenos Aires... Buenos Aires...».​

Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta de la ciudad de Buenos Aires.

 


Fuente: Extractado de Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/José_Hernández)

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